Mi entrada será acerca de las sensaciones que me visten desde hace algunos
días.
He vivido días intensos, el parto de un nuevo libro y su entrega a los lectores. Muchos, pocos, no lo sé, pero serán
ellos los que le terminarán de dar vida a mis poemas con sus interpretaciones. Viví
la presentación del nuevo libro en una feria Internacional, compartí con escritores conocidos y otros no tanto, entregué
mi poesía a diferentes personas y vi de forma inmediata sus reacciones. Viví momentos
de felicidad pero también de angustia porque a veces nos preocupamos por cosas
que luego entendemos no tenían importancia. Ese deseo humano de querer que todo
salga bien y que nos aleja de vivir los instantes plenamente. Pero los viví y salí
llena de agradecimiento.
Inmediatamente después viajé a ver graduar un hijo con una maestría que
le servirá para ayudar a otros, a trabajar con minorías buscando la equidad, la
igualdad, algo de justicia. Una maestría que le permitirá tocar personas,
corazones y no dejarlas indiferentes. Fue muy emocionante verlo crecido,
trabajando con pasión en lo que cree.
Entonces hoy después de muchos días quiero retomar el blog compartiendo
mi agradecimiento a la vida una vez más por la posibilidad que me entregó para
que viviera estos momentos.
Digo GRACIAS en mayúsculas con un grito que sale del alma, con una voz
que se sabe hoy eterna, con los ojos llenos de asombro, espejo del rocío y del
sol que siempre estuvieron cerca.
A veces da algo de vergüenza decir que uno es afortunado pero yo hoy lo
quiero decir convencida, porque sé que hay personas que no viven intensamente
los regalos que le entregan los días.
No es perfecta mi vida, ¿y para qué la quiero perfecta?
La agradezco tal cual y como la tengo hoy, llena de pensamientos,
sentimientos, creación, amor, fe, esperanza, ganas de aprender. La agradezco con
sus dificultades que me retan y me recuerdan que soy capaz de superarlas. No
importa que tan fuerte se presente una situación, siempre debemos recordar que
hay una bendición escondida o un aprendizaje, como lo queramos llamar.
Miro hacia atrás y solo puedo compartir mis agradecimientos. Sí, con las
personas que pasaron por mi vida y me dejaron sus vidas, con las que hoy están
cerca porque todavía están en mi camino dejando huellas. Agradecida con mis
padres que me enseñaron a creer. Gracias a esa fe muchas veces he podido decir
Sí aunque todo me esté gritando NO. Gracias a esa fe he podido abrir puertas
que parecían cerradas, he sacado fuerzas a pesar de mi cuerpo y de mi mente cuando
me han dicho que están agotados, he sabido ser humilde y reconocerme frágil, he
podido entregarle a la vida situaciones que no puedo manejar.
Gracias doy hoy por mi fuerza interior, por mis deseos de aprender, por
este corazón que no se conforma, por el amor que he recibido cada día de mi
vida y que me reconfirma lo que toda persona debe tener claro. Somos únicos, bellos,
necesarios (mientras estamos aquí), somos guía, maestros, cielo e infierno para
los que se acercan a nuestras vidas. Nosotros elegimos lo que queremos ser para
cada uno de ellos.
Hoy doy gracias por todas las herramientas que tengo, a las que recurro
para sortear los momentos difíciles: a la oración, a Reiki, a la meditación, yoga,
a mi escritura, a la poesía. Gracias a todo esto he podido moldearme, ser más liviana,
ser más aire, más agua, más mirada, más silencio, más vida, menos miedo.
Gracias a mi cuerpo que me responde y me sigue en mis peregrinaciones,
en mis búsquedas, ese cuerpo que me acompaña a diferentes sitios para descubrir
el milagro perpetuo del amor. Gracias a mi memoria que va por su cuenta porque me
recuerda más los momentos hermosos que las cosas tristes. Gracias a la vida por este lugar que me entrega, por no darme la espalda y caminar de frente
conmigo, gracias al amor, sentimiento que me contiene y se hace carne en mi
carne.
Hoy dejo una entrada de agradecimiento, seguro tienes muchas cosas para
agradecer.
¿Sacarías el tiempo para hacer una pequeña lista de todas las cosas que tienes hoy para agradecer ?