Después de un año, estoy lista
para asistir el fin de semana a la Maestria de Reiki. Reiki Shinpiden no es
solo para recibir enseñanzas, sino también para aprender a impartirlas y para
compartir con otros. El tiempo ha sido mi aliado, me ha permitido vivir diversas
situaciones que he podido manejar de una manera diferente a como lo había hecho
antes de conocer el Reiki. Nunca tuve prisa por certificarme, hice los niveles
anteriores en los momentos que la vida me los puso, sin afanes. Sabía que ir rápido
en este proceso no indicaba el éxito. Debía observarme, observar mi entorno,
aprender a escuchar mi voz interna, interpretar las situaciones que la vida me
regalaba, y todo esto tiene un tiempo perfecto.
Ha sido un año de aprendizajes,
de perdidas, de ganancias, de frustraciones y alegrías como debe ser cualquier
tiempo para aquellos que viven la vida, no obstante tengo que reconocer que cada una de estas experiencias ha sido asumida
con una visión diferente, sin negar que los hábitos pasados algunas veces merodean.
Pero Reiki me ha dado las herramientas necesarias para retomar caminos y volver al compromiso
que tengo conmigo misma y con los que me rodean.
Enseñar desde la propia
experiencia nos hace más cercanos, podemos hablar de nuestras luchas pero también
de nuestros logros y no de los logros de un maestro, aunque a mí también el universo me ha regalado un excelente maestro. Fahad Ullah
Khan es un ser de luz que sabe llevar a sus alumnos con cuidado pero con
fuerza, un ser que guía en libertad y al
que he sentido a mi lado todo este tiempo. Me desafió en cursos pasados y se lo agradezco porque con su claridad me
llevó a encontrar mis propios miedos para enfrentarlos.
Sé que será una gran experiencia
aunque no desconozco que viviré momentos duros, los que me enseñarán a ir más
allá de lo que simplemente vemos.
Por último les dejo un abrazo de luz y mi testimonio.
La voluntad crece y se hace férrea con la práctica de esta filosofía
de vida, vivir en equilibrio es posible.